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No tienes que morir en tu desierto
(You Don’t Have to Die in your Wilderness)


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Por David Wilkerson
4 de Junio de 2001
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No hace mucho, comencé a planear un libro acerca del sufrimiento de los santos de Dios. Quise animar a los cristianos sobre la fidelidad de Dios para con su pueblo en medio de sus pruebas. Desde entonces, muchos lectores me han escrito, testificando de cómo Dios les ha dado gracia en sus tiempos de sufrimiento. Una mujer escribió acerca de un prolongado problema físico:

"Hace doce años, mi esposo y yo nos retiramos de nuestros empleos, y Dios nos lanzó a las naciones como evangelistas misioneros. Durante ese tiempo, viajamos a mas de treinta países. A menudo ministrábamos en circunstancias terribles, pero el Señor siempre nos mantuvo en buena salud y nos bendijo con fuerza sobrenatural."

"Luego en marzo ultimo, fui atacada por una enfermedad desconocida que es especialmente virulenta. Nosotros habíamos visto a esta aflicción tocar multitudes de la gente que ministrábamos en regiones remotas. La enfermedad causa dolor e hinchazón en las manos. La causa exacta de la hinchazón dolorosa en mis articulaciones no pudo ser identificada por varios especialistas; sin embargo, ellos simplemente rascaban sus cabezas en perplejidad.

"Yo clamé a Dios, pero el cielo parecía silencioso. En todo ese tiempo, nunca sentí su presencia cerca de mí. Pasé nueve solitarios meses en un desierto de dolor e incertidumbre. En diciembre de 1999, el dolor había llegado a su mayor intensidad en mi física y mentalmente. Estaba agotada y apenas podía dormir. Y estaba perdiendo terreno espiritualmente. Aquellos fueron los días más oscuros de mi vida. No sabia si vería el nuevo siglo.

'Entonces una mañana, desperté a la brillante luz del sol que llenaba la habitación. Me di cuenta que había dormido toda la noche por primera vez. Mi primer pensamiento fue,''no tengo ningún dolor.'' Tenia miedo de decírselo a mi esposo. Me mantuve esperando que el dolor volviera, pero no lo hizo.”

"Comprendí que mientras dormía, Dios había estado obrando y sentí que le había dicho al diablo,''Basta ya, es suficiente.'' Ya ha pasado un año, y aun estoy libre de todo dolor. El registro de mi doctor tiene estas palabras escritas: 'Milagro misterioso.' Ahora tengo mas fortaleza que nunca antes. Salí del desierto apoyándome en mi amado Jesús, y confiando en su palabra.''

Es inspirador para la fe leer testimonios como este, como creyentes salen de su desierto regocijándose en la fidelidad de Dios. Ellos cuentan de dolores horribles, pruebas, calamidades, tragedias problemas que parecen nunca acabar. Primero sus esperanzas se levantan, después están desanimados. Experimentan repentino fortalecimiento sobrenatural, pero después son abrumados por un terrible temor. Y preguntas insistentes llenan sus mentes: ¿Por qué esta calamidad vino sobre mí? ¿Esta Dios juzgándome por un pecado pasado? ¿Por qué mis oraciones no son contestadas? He ayunado y orado pero no he escuchado nada. ¿Por qué?

Quizás vacilaron en su prueba listos para desmayar. Pero a través de todo esto, mantuvieron su fe. ¿Cómo? Permitieron que sus sufrimientos les llevaran a sus rodillas. Como resultado, su confianza en el Señor aumenta. Ellos salieron de su desierto con un testimonio de la bondad de Dios y su poder para liberar.

Les digo, nunca he escuchado de tanto sufrimiento entre el pueblo de Dios. Mi esposa, Gwen, y yo hemos quedado sorprendidos con las cartas que hemos leído. Nos decimos el uno al otro, ''¿Alguna vez has leído algo como esto? El sufrimiento de esta persona es inimaginable.''

La gente cuenta estar siendo golpeada con una horrible enfermedad que amenaza sus vidas. Las familias están confundidas, con esposos y esposas divorciándose, hijos rebelándose y volviéndose a las drogas. Otros escriben de estar en un desierto mental o espiritual. Enfrentan depresión, miedo, todo tipo de ansiedades. Algunos llevan el peso de una carga financiera y deudas acumuladas. Y ahora su tensión los ha conducido a un desierto de desesperación.

Un hombre que perdió a un ser querido en una tragedia escribe ''Tiemblo cada vez que suena el teléfono. Me pregunto ¿son más malas noticias? Todo lo que hace falta es una llamada.''

Una santa mujer escribió de recibir tal llamada. Ella cuenta;''Somos una familia fuerte, creyentes de la Biblia que asiste constantemente a la iglesia. En el momento de nuestra prueba, nuestros tres hermosos niños tenían las edades de 7, 3 y 14 meses. Mi terrible llamada telefónica vino el 25 de Agosto de 1996. Mi esposo se había caído 35 pies de altura del techo que él estaba reparando.

Él requería de cirugía para componer su fémur y su codo. La ultima cosa que me dijo antes de ir a la operación fue ''Dile a los niños que los amo, y los veré a todos en la mañana.'' Pero durante la cirugía los doctores tuvieron problemas. Por la mañana mi esposo estaba en coma.

''Mi fe me dijo que él estaba descansando, y que con el tiempo él regresaría con nosotros. Pero trece días mas tarde--después de muchas intervenciones, una transferencia al mejor hospital, y una cadena de oración por todo el estado--el Señor llevo a mi esposo al cielo.

''Todo pareció haber estado yendo bien para nosotros. Pero repentinamente, nuestro mundo fue aplastado. Jesús nunca dijo que los cristianos no tenían que encarar tribulación, ¿no es así? Ahora, en criar tres niños sola, eso me ha sido probado.

Esta mujer también salió de su desierto apoyándose en los brazos de Jesús. Sin embargo, muchos cristianos parecen nunca encontrar el consuelo, alivio y fortaleza de Dios. Permítame preguntarle: ¿Cómo ha enfrentado sus pruebas en el desierto? Tal vez usted esta soportando una ahora mismo.

Tal vez su desierto es una profunda depresión. Usted teme levantarse cada día porque una nube negra esta continuamente sobre usted. Su constante clamor es, ''Señor ayúdame. Ya no puedo soportar esto por mas tiempo.'' Cuando va a la iglesia, usted hace su mejor esfuerzo para sonreír. Pero en el fondo, usted ha estado en un infierno. Usted ha ayunado, orado y buscado al Señor por días, semanas, meses. Pero Dios no parece estar respondiendo su oración.

A veces, todos nosotros terminamos en un desierto. Yo podría escribir un libro acerca de los muchos desiertos de pruebas que yo he sufrido a lo largo de toda mi vida. Sin embargo, algunos cristianos rehúsan aceptar que ese desierto nos llega a todos inevitablemente. Ellos piensan que tal conversación indica falta de fe. Yo conozco a un pastor que dijo a su congregación,''Mi fe me ha inmunizado contra el daño. He atado todo dolor y calamidad en el nombre de Jesús. Simplemente lo rechazo.''

No deseo herir a nadie, pero sin lugar a duda este hombre esta encaminado a un desierto. Sencillamente, su creencia no esta alineada con la Escritura. David escribe: ''Sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta el alma. Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; he venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado. Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios.'' (Salmo 69:1-3).

La Biblia lo pone claro: Aun el mas santo entre nosotros soporta profundas pruebas en el desierto. La pregunta es, ¿Cómo saldremos de ella? Podemos estar seguros que nuestras experiencias en el desierto obraran cambios en nosotros. Después de todo, solo en el desierto nuestra fe es probada en fuego. Así que, ¿Esta su prueba actual cambiándolo para bien o para mal?


Usted testifica que tiene fe, ¿Pero, como la obtuvo?


¿Sobre qué fundamento esta basada su fe? La Escritura nos dice que la fe viene por el oír, y que la palabra de Dios nos da ''oídos espirituales,'' permitiéndonos oír (Ver Romanos 10:17). Bien, aquí esta lo que la Biblia dice acerca de nuestras experiencias de desierto en nuestras vidas:

  • ''No me anegue la corriente de las aguas, ni me trague el abismo…Respóndeme, Jehová, porque benigna es tu misericordia…no escondas de tu siervo tu rostro, porque estoy angustiado''(Salmo 69:15-17). Claramente aguas de aflicción inundan la vida de los santos.
  • ''Porque tu nos has probado oh Dios; nos ensayaste como se afina la plata. Nos metiste en la red; pusiste sobre nuestros lomos pesada carga…pasamos por el fuego y por el agua.” (66:10-12). ¿Quién nos metió en la red de aflicción? Dios mismo lo hace.
  • ''Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; mas ahora guardo tu palabra…Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos.'' (119:67,71). Este versículo lo pone perfectamente claro: Es bueno para nosotros, hasta nos bendice--al ser afligidos.

Considera el testimonio del salmista:''Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis suplicas…Me rodearon ligaduras de muerte, me encontraron las angustias de Seol; angustia y dolor había yo hallado. Entonces invoque el nombre de Jehová diciendo: Oh Jehová libra ahora mi alma.'' (Salmo 116:1-4). Este fue un siervo fiel que amó a Dios y tuvo una gran fe. Sin embargo, enfrentó dolores y penas, problemas y muerte.

Encontramos este tema a través de la Biblia. La Palabra de Dios declara fuertemente que el camino a la fe es a través de inundaciones e incendios: ''En el mar fue tu camino, y tus sendas en las muchas aguas.'' (Salmo 77:19). ''He aquí yo hago cosa nueva; pronto saldrá a la luz…abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.” (Isaías 43:19). "Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegaran. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.” (Isaías 43:2). "Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas yo te ayudo.'' (Isaías 41:13).

Este ultimo verso contiene una clave muy importante: En cada desierto que enfrentamos, nuestro Padre esta sosteniendo nuestra mano. Sin embargo, solo aquellos que van a través del desierto consiguen su mano confortadora. Él la extiende aquellos que están en medio de ríos furiosos de problemas.

Una lectora en nuestra lista de correos ha escrito un libro poderoso sobre el sufrimiento. Su nombre es Esther Hunter, y el libro esta titulado Gozo en la Aflicción. Esther nos escribió recientemente sobre un terrible problema que soporto. Ella y su esposo habían volado desde su hogar en Arkansas a Manitoba, Canadá, para enterrar al padre predicador de Esther de noventa años. Los doce hijos de este hombre santo habían venido para honrar su vida en su partida.

Esther y sus hermanos con sus familias se repartieron en cinco carros para ir a casa desde la funeraria. Pero en el camino cayó una fuerte ventisca, causando un panorama completamente blanco en el camino. En la mitad de la tormenta el auto guía se separó de los demás.

Esther y su esposo estaban en el segundo carro. Mas adelante en el camino decían que había ocurrido un accidente, dos carros aplastados terriblemente. Esther es enfermera, así que su esposo estacionó el auto para ofrecer ayuda. Mientras se acercaban a la escena se dieron cuenta en horror que uno de los carros era el carro guía de su procesión. Otro carro que venia había tratado de pasar un camión en la tormenta y había chocado de frente.

Esther miró dentro del carro destrozado y vio a su hermana, su sobrino de ocho años, y dos de sus hermanos recostados adentro. Ella sacó a su sobrino, el cual fue llevado aprisa al hospital. Después, Esther sacó a su hermana, quien pronto murió en sus brazos. Sus hermanos ya estaban muertos, habiendo muerto en el impacto.

El pequeño sobrino de Esther sobrevivió ese horrible choque. Nadie en la familia olvidará esa escena indescriptible en ese solitario y frío camino. Todo mientras, su padre yacía en el ataúd en la funeraria. Y su madre que padecía de la enfermedad de Alzheimer nuca supo nada sobre la tragedia.

Por dos años, Esther camino errante por un desierto de dolor y confusión. Ella estuvo continuamente abrumada por las lágrimas. Ella estaba cargada con preguntas, culpabilidad y una horrible carga de ”que tal sí.” Pasaba horas de rodillas orando y escudriñando la palabra de Dios. Ella estaba desesperada por encontrar una sola onza de consuelo y sanidad de esta espantosa tragedia.

Un día, mientras Esther caminaba a lo largo del río, ella cogió una piedra. Escribió sobre ella las palabras,”No puedo llevar esta carga.” Y entendió, ”No puedo culparme a mi misma un momento más.” Luego lanzó la piedra al agua. En ese momento Dios levantó su carga.

Esther salió de su terrible desierto apoyándose en los brazos de Jesús. Y ella tuvo un poderoso testimonio: ”Mi Padre hace todas las cosas bien. Con mi amoroso Padre, no hay accidentes ” Verdaderamente, ella había encontrado gozo en la aflicción.


Algunos cristianos quieren arrancar el libro de Job de sus Biblias.


Algunos creyentes no pueden asimilar el hecho que Job fue un hombre justo, santo, amado de Dios que sufrió terribles calamidades. Yo les digo a esos cristianos: Es imposible para nosotros conocer la verdadera fe a no ser que miremos directamente a los problemas de Job y digamos, ”Dios permitió que todas esas cosas pasaran en la vida de Job por un propósito.”

Si, Dios permitió que le quitaran los hijos a Job. Él permitió la perdida de su salud, sus posesiones, su reputación. Job fue desacreditado en las manos de sus llamados amigos. Aún su esposa se mofó de él. Y su cuerpo soportó terribles ulceras.

Este hombre vivió insoportables dolores y pena de corazón. Mírenlo en medio de las ruinas de su vida: sintiéndose abandonado, aplastado por el dolor, los cielos parecían rechazar sus oraciones. Job pasó horas oscuras sin dormir y días dolorosos y terribles. Su dolor era tan grande que le pidió al Señor que le quitara la vida. Sin embargo, a través de todo eso, Dios todavía lo amaba. De hecho Job nunca fue más precioso a los ojos de Dios que en medio de sus pruebas.

Fue en la peor hora de Job que Dios le dio una revelación de sí mismo capaz de cambiar la vida. Dios personalmente guió a Job fuera del desierto. Job salió con una fe invencible testificando, ”He aquí aunque él me matare, en él esperare” ( Job 13:15).

En contraste, algunos creyentes salen de su desierto con amargura y enojo. Sus pruebas los vuelven en incrédulos, endurecidos e inconsolables despreciadores de Dios.” Sión dijo: Me dejo Jehová, y el Señor se olvidó de mí.” (Isaías 49:14).

He visto a cristianos sufrientes volverse completamente en contra del Señor que una vez amaron. Ellos acusaron a Dios de abandonarlos en su tiempo de necesidad. Así que, a cambio, ellos abandonan toda oración. Dejaron sus Biblias a un lado. Y ya no van mas a la iglesia. En cambio, ellos llevan una terrible cólera y resentimiento contra Dios.

Yo conozco a un ministro cuya fe fue sacudida por una muerte en su familia. Este hombre había pensado que su fe lo protegería contra toda calamidad. Luego cuando la tragedia vino, fue devastado, y se volvió en contra del Señor completamente. Sus amigos se sorprendieron por su dureza. Él les dijo.”No quiero nunca mas escuchar el nombre de Jesús mencionado otra vez.”

Trágicamente, algunos creyentes mueren en su desierto. Esto fue lo que pasó con Israel. Excepto por los fieles Josué y Caleb, una generación entera de Israelitas—un pueblo milagrosamente salvado de Egipto—fueron consumidos en el terrible desierto. Murieron llenos de dudas, dolor, agonía, sufrimiento. ¿Por qué? Ellos rehusaron confiar en la palabra prometida del Dios que los sostendría en sus momentos de prueba.

El Señor les había prometido ”No temáis, ni tengáis miedo…Jehová vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, él peleara por vosotros…Jehová tu Dios te ha traído como el hombre trae a su hijo…(Él) fue delante de vosotros por el camino para reconoceros el lugar…para mostraros el camino donde anduvieseis” (Deut. 1:29-33).

No obstante, lee lo que pasó a esa generación incrédula y endurecida: ”Los días que anduvimos…fueron treinta y ocho años; hasta que se acabó toda la generación…de en medio del campamento. Y también la mano de Jehová vino sobre ellos para destruirlos…hasta acabarlos” (2:14-15). Dios esperó hasta que él ultimo muriera para poder hablar de nuevo a Israel: ”Y aconteció que después que murieron todos los hombres de guerra…Jehová me habló.” (2:16-17).

¿Que causó que esta generación muriera en el desierto? Fueran las mismas dos razones por las cuales los cristianos mueren en sus propios desiertos hoy:


1. Ellos nunca aceptaron el amor de Dios hacia ellos.


A través de todas las pruebas de los Israelitas, Dios trató una y otra vez de comunicar su gran amor por ellos. Pero ellos no lo aceptaron. Ellos simplemente no creyeron que sus pruebas venían de Su amor. En cambio, el pueblo dijo una y otra vez, ”¿Si Dios nos ama, por qué nos traería aquí al desierto para matarnos? ¿Por qué permitiría que suframos de esta manera?''

Aquí podemos ver la raíz de toda incredulidad: Su indisponibilidad de creer y descansar en el amor de Dios por sus hijos. Con todo, la única razón por la cual escogió a Israel para ser su pueblo fue por su amor: ”Por cuanto (Dios) amó a tus padres, escogió a su descendencia(tu) después de ellos…No por ser vosotros mas que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido…sino por cuanto Jehová os amó” (Deut. 4:37, 7:7-8). Fue dicho a Israel, ”Dios no te escogió por algo especial en ti. El te escogió simple y solamente porque el te amó.” Considera:

  1. ¿Por qué permitió Dios a Balaam maldecir a Israel? ”Jehová tu Dios te convirtió la maldición en bendición, porque Jehová tu Dios te amaba.” (23:5).
  2. ¿Por qué puso Dios a Israel a prueba en el Mar Rojo? Él quiso ver si ellos confiarían en el amor de su Padre celestial. Él estaba preguntándose,”¿Qué tipo de Padre piensa mi pueblo que soy? ¿Realmente creen que los amo lo suficiente para nunca permitir que caigan en las manos del enemigo? ¿Descansaran ellos en mis poderosas promesas para sacarlos de cualquier circunstancia? ¿Saben ellos que nunca los abandonaré, aun si las cosas se muestran oscuras y sin esperanza?
  3. ¿Por qué Dios guió a Israel a las aguas amargas en Mara? Una vez mas, él quiso obtener de su pueblo alguna evidencia que ellos creyeron en Su amor por ellos. Él quiso saber si ellos confiaban en su amor para saciar su sed a causa de su gran amor.
  4. Podemos ver aun otra prueba cuando Israel estaba al margen de la tierra prometida. Doce hombres fueron para espiar la tierra. Pero diez de ellos volvieron con un “informe malvado.” Ellos dijeron que Israel nunca seria capaz de tomar la tierra, porque estaba llena de gigantes, fortalezas, grandes ciudades amuralladas, obstáculos demasiados amedrentadores para vencer.

¿Cómo reacciona la gente a este reporte?. Una vez mas lloraron en temor e incredulidad: ”No podremos subir contra aquel pueblo, porque es mas fuerte que nosotros.” (Números 13:31). En esencia ellos estaban diciendo, ''Nuestros enemigos son más fuertes que el amor de Dios por nosotros.” Ellos acusaron al Señor de abandonarlos en su tiempo de necesidad, y dejarlos a sus propios planes. Y ellos pasaron la noche entera quejándose llorando, ”desearía estar muerto.” ¿Por qué nos ha puesto Dios en tal condición de desesperanza?” El apóstol Esteban dijo de esta gente ”En sus corazones (ellos) se volvieron a Egipto'' (Hechos 7:39).

Una vez mas, vemos que en cada crisis, el Señor aseguraba a su pueblo, ”Yo te he amado fielmente.” Sin embargo, cada vez ellos permitieron que sus obstáculos nublaran su conocimiento de que Dios los amaba.

Piénsalo: Si creemos, aceptamos y confiamos en el amor de nuestro Padre celestial, entonces ¿qué hay que temer? Yo he aprendido por ejemplo, que si realmente yo descanso en el amor de Dios por mí, no tengo que temer ser engañado. Si soy realmente suyo—si creo que él me lleva en sus brazos amorosos -- entonces el nunca dejara que el diablo o alguna voz me engañe.

Tampoco tengo que temer alguna calamidad repentina, o caer o el prospecto de un futuro incierto. Mi Padre amado no permitirá que algo pase en mi vida, excepto aquellas cosas que él ha determinado de antemano que son mejores para mí y las personas que amo. No importa cuales sean los problemas, él los va a solucionar y hacer un camino para mí. El Dios de amor puede hacer milagro tras milagro en mi beneficio, si tan solo confío en él.

Esto me capacita para enfrentar tiempos difíciles, pruebas ardientes, aun la muerte. Y sé que a través de todos ellos, mi Señor compartirá mi dolor, y mis lagrimas serán preciosas como el oro para él. No permitirá que mis problemas me destruyan. Siempre será fiel para hacer una salida para mí.

Tu puedes preguntarte, ”¿Pero no desordenamos nuestras vidas, con nuestras malas decisiones? ¿No traemos caos sobre nosotros mismos por salirnos de la voluntad de Dios? ¿Y qué acerca de todas las cosas tontas que hacemos con las que nos enredamos? ”Yo te aseguro: Si tu solamente confiaras en el amor de Dios, te arrepientes y te aferras a él, él te limpiará de todos tus errores. Él convierte nuestras cenizas en belleza.


2. Ellos fueron cegados al deleite de Dios en ellos.


Nuestro Dios no solo ama a su pueblo pero se deleita en cada uno de nosotros. Él toma gran placer en nosotros. Y él es realmente bendecido en guardarnos y liberarnos.

Puede ver este amor materno en mi esposa, Gwen, cuando uno de nuestros nietos llama. Gwen se enciende como un árbol de navidad cuando tiene uno de sus queridos pequeños en la línea. Nada puede alejarla del teléfono. Aun si le dijera que el presidente esta a la puerta, ella me sacaría fuera y seguiría hablando.

¿Cómo podría acusar a mi Padre celestial de deleitarse en mi menos de lo que yo hago con mi propia descendencia? A veces mis hijos me han fallado, haciendo cosas contrarias a las que les he enseñado. Pero nunca he dejado de amarlos o deleitarme en ellos. Así que ¿Si yo poseo esa clase de amor que todo lo soporta como padre imperfecto cuanto más mi Padre celestial que se interesa por nosotros, sus hijos?

Esa es la razón por la cual encuentra esta escena de los espías de Israel tan desconcertante. Vez tras vez, Dios había probado su amor hacia su pueblo. Sin embargo, en cada ocasión, ellos rehusaron aceptarlo. Finalmente, Josué y Caleb se pararon en medio de ellos y dijeron, ”Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará.” (Numeros14:8). Que sencilla pero poderosa declaración. Ellos estaban diciendo, ”Nuestro Señor nos ama y se deleita en nosotros. Y él va a derrotar a cada gigante, porque se deleita en hacerlo por nosotros. Por lo tanto no debemos mirar los obstáculos. Debemos mantener nuestros ojos en el gran amor del Señor por nosotros.''

A través de toda la Escritura leemos que Dios se deleita en nosotros: ”Mas los perfectos de camino le son agradables” (Proverbios 11:20). ”La oración de los rectos es su gozo.” (15:8). ”Mi poderoso enemigo (fue)…mas fuerte que yo…mas Jehová fue mi apoyo. Me sacó a lugar espacioso; me libró porque se agradó de mí.“ (Salmo 18:17-19).

En este ultimo versículo, nosotros descubrimos la gran verdad que Israel perdió: ”Él me liberó, porque él se agradó de mí.” No importa cuán fuerte nuestro enemigo pueda ser – no importa cuán devastadoras o ardientes nuestras pruebas, o cuán irremediable, parezcan—nuestro Dios nos libertará. ¿Por qué? ¡Porque él se agrada de nosotros!

Dios había hecho su amor por Israel abundantemente claro. Por eso él podía preguntar a su pueblo, ”¿Por qué…hablas tu Israel: Mi camino está escondido de Jehová y de mi Dios paso mi juicio? (Isaias40:27). Él estaba diciendo, ”¿Cómo puedes decir que yo no he visto tu prueba? ¿Cómo puedes creer que yo no me deleito en ti? Yo me agrade de mi siervo Job, en todas sus experiencias horribles. Y yo me estoy agradando de ti en este instante, en medio de tus problemas difíciles.”

Es absolutamente imperativo que nosotros creamos – rápidamente, firmemente, hoy—que Dios nos ama y se agrada de nosotros. Entonces seremos capaces de aceptar que cada circunstancia en nuestras vidas eventualmente probara ser la amorosa voluntad de nuestro Padre para nosotros. Saldremos del desierto en los amorosos brazos de Jesús. Y él sacará gozo de nuestra aflicción.

Querido santo, no mires a tu montaña de deudas. Y no trates de mirar a tu futuro incierto. Tu parte es confiar en las promesas de pacto de tu Padre amado, y descansar en su gran amor por ti. Vas a salir victorioso, porque el te está sosteniendo en sus brazos amorosos.

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