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¡Sin falta ante el trono de Dios!
Muy buenas noticias en tiempos peligrosos

(Without Fault Before the Throne of God!)
(Very Good News for Perilous Times)


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Por David Wilkerson
5 de octubre de 1998
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"Éstos fueron redimidos de entre los hombres, como primicias para Dios y para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios" (Apocalipsis 14:4-5)

No hace mucho tiempo, mi esposa y yo estábamos cenando con una amiga de la familia, una mujer que hemos conocido por algún tiempo. De repente, en medio de nuestra comida, nuestra amiga comenzó a expresar los tipos de pensamientos que he estado oyendo de cristianos por todo el país.

Ella nos dijo:

"Como saben, mi esposo es oculista. Él hace y repara ojos de vidrio. Ambos hemos trabajado duro toda nuestra vida, y pudimos ahorrar algo de dinero. También hemos construido un pequeño fondo de jubilación.

"Pero ahora, justo cuando estamos comenzando a pensar en la jubilación, estamos viendo cosas que nos asustan. Las naciones del mundo están cayendo en la depresión. Miren lo que le ha pasado a Rusia, con su economía insegura y la agitación política.

"América no puede evitar ser afectada por todo esto. Entonces, ocurre todo tipo de actos terroristas como esos bombardeos en la embajada americana en Africa. Y ahora, aquí en América, todos están hablando del gran daño que el Y2K, el desastre de las computadoras del año 2000, podría traer.

"Mi esposo y yo no podemos soportar más oir noticias como estas. Cada vez que escuchamos las noticias o vemos un periódico, otra cosa horrible está pasando en alguna parte.

"Sé que se supone que los cristianos no tengamos temor, pero es difícil no estar asustados cuando vemos todas estas cosas terribles que están sucediendo. Lucho con el temor cada vez que pienso en nuestra hipoteca y los pagos del automóvil. Después de todo, ¿quién sabe si las personas van a comprar ojos de vidrio cuando la economía tenga un bajón?"

"Tengo que luchar con estos temores todos los días. Incluso me siento mal teniendo tales sentimientos porque sé que debería estar confiando en el Señor. Pero, francamente, las cosas están llegando a ser tan aterradoras que es difícil mantener todos mis temores bajo control."

Creo que nuestra amiga estaba expresando lo qué multitudes de otros cristianos sinceros están pasando - una lucha para sacar el temor de sus corazones. Como ella, la mayoría de los cristianos que escriben a nuestro ministerio sienten intuitivamente que nuestra nación se está desintegrando, y que algún tipo de desastre amenzante está tejiéndose en el horizonte. Ahora, mientras oyen todos estos informes terribles de lo que está pasando en América y alrededor del globo, luchan por tan sólo descansar en la promesa del poder sustentador de Dios.

Muchos creyentes escriben que no pueden evitar ser controlados por un temor muy humano, porque piensan que no están preparados físicamente para enfrentar cualquier circunstancia peligrosa que el derrumbamiento económico traerá. Otros escriben que están haciendo todo tipo de preparación para su supervivencia física, porque están convencidos que el holocausto financiero también traerá un caos social.

Incluso el gobierno federal está preparándose para agitaciones. Por ejemplo, el Secretario de Defensa de los Estados Unidos anunció que 120 unidades militares, especialmente entrenadas para controlar motines están preparadas para entrar en nuestras grandes ciudades en caso de disturbios o histeria en masa.

Entonces, el 20 de agosto de 1998, la Reserva Federal anunció que estaba preparando para poner $50 mil millones adicionales en circulación, porque está anticipándose una gran fuga en los bancos antes que los golpee el problema de Y2K. La Reserva Federal razonó que si 70 millones de amas de casa retiraran un promedio de $450 para pagar por necesidades como comida y gas, vaciarían todas las reservas de dinero en efectivo. Ni siquiera los $150 mil millones en las reservas existentes cubrirían la demanda en las cajas de dinero automáticas.

El hecho es que, no importa cuán justos podamos ser, y no importa cuán fuerte sea nuestra fe, todas estas incertidumbres espantosas sobre lo que va a pasar afectan nuestras emociones humanas. Todo es muy espantoso. Y la peor parte es que las cosas van a ser aun más siniestras en los días venideros.

Pero para los cristianos victoriosos cuyos pecados están cubiertos por la sangre de Jesús, hay muy buenas noticias. Y creo que si mantenemos nuestros ojos enfocados en estas buenas noticias, meditando en ellas noche y día, ningún informe malo nos desconcertará. Aquí están las buenas noticias que Dios quiere que sepamos:


¡Todos vamos a morir!


Estoy convencido de que tan pronto lleguemos a la eternidad, vamos a comprender cuán insignificantes y fugaces han sido nuestros temores y pruebas presentes. También veremos cómo la presencia del Señor ha estado con nosotros todo el tiempo, velando por nosotros con su poder salvador y sustentador.

Como testifican las Escrituras, nuestra vida aquí en la tierra es como la hierba: un día estamos aquí, creciendo y prosperando, y al día siguiente estamos marchitándonos con la estación. Somos como el aliento de la respiración que vemos en un día helado - en un momento aquí, al siguiente se va.

Hasta aquí, puedo imaginar que está pensando: "Hermano David, ¿cómo puede esperar que acepte esto como ‘buenas noticias’? Estoy tratando de librar mi corazón de todos mis temores de la próxima depresión, y toda la violencia que va a venir. Pero aquí está usted recordándome que tengo que presentarme ante el trono del juicio y darle cuenta de mi vida al Señor.

"¿Qué tipo de consuelo es ese? El día que estemos ante el trono de Cristo va a ser un tiempo terrible. Vamos a tener que dar cuenta de cada hecho y pensamiento nuestro."

Sé que muchos cristianos sinceros tienen este mismo sentimiento acerca del juicio. Tiemblan por dentro cada vez que piensan en esto: "¿Cómo puedo dar cuenta de los millones de pensamientos pecaminosos que he tenido? ¿Cómo puedo responder por todas las miles de palabras ociosas que he proferido? ¿Cómo puedo enfrentar todos mis hechos malos - mis pecados de omisión, mi descuido, mis quejas, mi apatía, mis pecados contra la luz, los pecados de mi juventud?

"¿Cómo podré mirar a Jesús a los ojos en ese día? ¿Cómo puedo evitar temblar de miedo cuándo tal momento llegue?"

Le traigo buenas noticias - noticias gloriosas - que le ayudarán a combatir todas las malas noticias que ha escuchado. Y creo que estas noticias guardarán su corazón y espíritu en paz, incluso jubiloso, a través de todo lo que está por venir sobre la tierra.


Aquí están las buenas noticias:


Si se ha arrepentido y está confiando en Jesús - creyendo en su sangre limpiadora, sometiéndose diariamente a su señorío - va a estar de pie ante su trono sin falta o temor. De hecho, ¡va a ser reconocido ante todos los presentes - cada humano, cada ángel y cada demonio del infierno - como la preciosa novia de Cristo!

Espero probarle que no tendrá que enfrentar un solo pecado contra usted, ni ser expuesto a ningún fracaso - sino que podrá estar de pie sin falta o mancha.

En el día del juicio, todas sus malas obras ya se habrán quitado. Ni un solo pecado suyo será mencionado. En cambio, sólo sus buenas obras - incluyendo su fe en Jesucristo - será expresada a las multitudes reunidas ante el gran trono blanco.

Ahora, no quiero entrar en discusión de cómo va a ser el juicio exactamente – de sí habrá uno o dos juicios, un tema que los estudiosos bíblicos continúan debatiendo. Algunos dicen que habrá un juicio, mientras otros afirman que habrá dos - uno para los creyentes, y uno para todos los demás.

Los puritanos y otros teólogos a lo largo de la historia han enseñado que habrá un juicio general, y que el trono del juicio de Cristo y el gran juicio del trono blanco son lo mismo. Basta decir que, todos tendremos que dar cuenta de nuestros hechos, hayan sido buenos o malos. La Escritura nos dice que: "Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda obra encubierta, sea buena, o sea mala" (Eclesiastés 12:14)

Puede preguntarse: "Pero, Hermano David - usted acaba de decir que no se mencionarán los pecados de los santos. ¿Cómo puede ser esto, si la Biblia dice que cada obra, buena o mala, va a ser traído al juicio? ¿Cómo podemos pararnos ante Dios sin temor si nuestras malas obras van a ser traídas a la luz?"

Tenga presente que habrá dos grupos en el juicio - las ovejas y cabras. Y estos dos grupos se pondrán de pies ante el Señor por separado en ese día, un grupo a la derecha y otro a la izquierda: santos y pecadores, hijos y esclavos, fieles e infieles, sabios y tontos, creyentes e incrédulos. Y las malas obras a que se refiriere, las que se expondrán en ese día, son sólo las de aquéllos las de los malos.

Las Escrituras dicen que todas las obras malas de las cabras impías serán traídas a la luz y expuestas. Cada mal pensamiento, cada deseo oculto, cada lujuria, cada vil imaginación, cada rechazo a Cristo, cada palabra obscena - todo será proclamado y juzgado. Y después que estas obras ocultas sean hechas públicas, proseguirán a sus perpetradores a la condenación eterna.

Por otra parte, ninguna mala obra de los justos se mencionará en ese día. En cambio, toda cosa buena sobre sus vidas será traída a la luz - todo pensamiento santo, todo acto caritativo, toda obra de sacrificio.

Eso es correcto - nuestro Señor va a dar a conocer a todos los que están presentes cada oración, cada lamento del corazón, cada lágrima, cada ayuno, cada gemido del espíritu, cada prueba y sufrimiento, cada palabra de alabanza y acción de gracias de los justos mientras vivieron en la tierra. Él recordará cada vaso de agua fría dada al sediento, cada trozo de pan dado al hambriento, cada pieza de ropa dada al que tenía frío y al desnudo. Él sacará todo lo bueno a lo abierto - ¡y ése será un momento glorioso!

El hecho es que, cuando estemos de pie ante nuestro Señor en el juicio, estaremos completos en él. Significa que todo lo que alguna vez hemos hecho, incluso cualquier pecado que alguna vez hemos cometido, ya estará cubierto bajo su sangre y nunca será mencionado de nuevo. En resumen, no hay ninguna condenación para los justos - ninguna en lo absoluto.

Jesús nos dice: "De cierto, de cierto, os digo, el que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación; mas ha pasado de muerte a vida." (Juan 5:24). La palabra griega que Jesús usó para "condenación" aquí es "juicio." Está diciendo: "Si crees en mí, no entrarás en el juicio, sino que pasarás de muerte a vida."

Ciertamente, la Escritura nos dice de tapa a tapa que una vez que el Señor perdona nuestros pecados, los borra de la memoria:

  • “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.” (Isaías 43:25).
  • “Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí.” (Isaías 44:22).
  • “…Perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.” (Jeremías 31:34).
  • “Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.” (Hebreos 8:12).
  • “Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordare de sus pecados y transgresiones.” (Hebreos 10:16-17).
  • “Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.” (Miqueas 7:19).

Aquí hay abundantes buenas noticias para todo cristiano que ha sudado en la vida, se ha esforzado, o trabajado para mortificar las obras de su carne en sus propias fuerzas. ¿Esto le incluye austed? ¿Cuántas veces ha tratado de morder la bala y arado hacia la victoria en la vida cristiana? ¿Cuántas promesas ha hecho a Dios sólo para romperlas? ¿Cuántas veces ha tratado de agradar al Señor luchando con tus lujurias y hábitos, sólo para fallar una vez más?

Aquí están sus buenas noticias, reportadas en el libro de Miqueas: "¡Yo, el Señor, dominaré todas tus iniquidades!"

Dios nos ha presentado en estos pasajes cómo él limpia nuestros pecados de la memoria: él los cubre, él no los recuerda nunca más, él los entierra en el mar, él los "domina", quiere decir que, él los caza y los captura. Isaías nos dice que Dios toma nuestras transgresiones y las echa sobre sus espaldas: "… porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados." (Isaías 38:17). Esto significa que Dios nunca mirará nuestros pecados o los reconocerá de nuevo.

Ahora, permítame preguntarle: Si Dios olvida nuestros pecados, ¿por qué no lo hacemos usted y yo? ¿Por qué permitimos siempre al diablo excavar un poco de estiércol o lodo de nuestro pasado y ondearlo en nuestra cara, cuando todo nuestro pecado ya está cubierto por la sangre de Cristo? La limpieza, el poder perdonador de la sangre de Cristo está abarcándolo todo. ¡Cubre nuestra vida entera!


Todos los “Libros” serán abiertos y
examinados en aquel día.


Juan escribe sobre el juicio:

"Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras." (Apocalipsis 20:11-12).

Note que Juan dice en este pasaje que hay muchos libros y hay "un libro" en el juicio. ¿Cuáles son los primeros “libros”? Son los archivos de la vida de cada pecador - cada cabrito - que está de pie ante el juez.

Vea, toda persona inscrédula tiene un libro de obras y hechos que están siendo grabados en el cielo. Cada página de su libro es un registro de cómo vivió. ¿Puede imaginarse cómo va a ser para un trasgresor cuándo esté de pie ante el Señor en ese día? ¡Cada pensamiento, palabra y acción en su vida serán traídos a la luz, expuestos para su mal, hasta que finalmente el pecador tiene que gritar: "¡No, no - suficiente! ¡No más!"

Para el justo habrá sólo el libro de la vida. Cuando ese libro sea abierto, no oiremos una palabra, una cuenta, un registro de un solo pecado o falla de ninguno del pueblo de Dios. ¿Por qué? Todos sus pecados están cubiertos bajo la sangre de Jesús. La única cosa que aparecerá en ese libro serán nuestros nombres. De hecho, tendrá nuestro nuevos nombres celestiales - y Dios mismo nos revelará cuales serán nuestros nuevos nombres.

Puede preguntarse, ¿cómo se graba nuestro nombre en el libro de la vida? Nuestros nombres son grabados en este libro en el momento que creemos con todos nuestro ser que Jesucristo derramó su sangre por nosotros. Ocurre cuando clamamos la victoria de su cruz, y determinamos buscarle con todo nuestro corazón, mente, alma y fuerzas, sometiéndonos a su señorío en todas las cosas.

Eso es correcto. Dios ofrece una promesa maravillosa a todos los que eran culpables de pecados horribles, como el carmesí… cuyos actos eran sanguinarios con el hedor del infierno… que abusaron sus cuerpos con alcohol, drogas, perversiones, fornicaciones… que se ruborizan cuando recuerdan su pasado… que tragan en seco cuando piensan cuán cerca estuvieron de caer precipitados en el infierno.

La promesa de Dios para éstos es que pueden estar de pie seguros, con gran gozo, en el día del juicio, sin un rastro de temor. Él garantiza: "… si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana." (Isaías 1:18). Habiéndose arrepentido y renunciado a sus pecados, confiando en su gracia perdonadora, se reconciliaron por la fe en él.

Ves, no importa qué haya sido su pasado, Dios ya no lo ve a usted como usted era. No eres más un adicto a sus ojos. No es un alcohólico, un adúltero, una prostituta, un evasor de impuestos, un ladrón de corporación. En cambio, ha sido transformado en su novia preciosa, encantadora, limpia. Y él está esperando la presencia de usted en la jubilosa fiesta matrimonial dónde usted se unirá a su novio.

Piense en esto por un momento: ¿Cargará un novio que está anticipando su día de bodas de repente a su novia con iniquidad en el juicio? No, claro no. Puede preguntarse: "¿Pero Jesús no va a juzgar toda la maldad? ¿No va a juzgar el pecado?" Sí, lo hará. Pero el Cristo que va a encontrar en ese día es el mismo Cristo que le ha llamado, salvado, perdonado, comprado con su propia sangre, limpiado, sellado en su frente como su propiedad, e intercedido por ti todos estos años.

Cuando estés de pie ante Jesús, va a verlo como su esposo, su redentor, su amigo, su abogado - y su intercesor todavía. Y, en ese momento, va a estar “completo” en él. Va a aparecer sin falta - sin mancha o arruga, santo, sin vergüenza.

“Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados.” (Colosenses 2:13). “Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría.” (Judas 24).

Somos el cuerpo de Cristo - hueso de sus huesos, carne de su carne. ¿Piensa por un minuto que él va a mutilar su propio cuerpo delante de todas las huestes de demonios y hombres y mujeres malos reunidos ante el trono de Dios? ¡No, nunca! Él va a amar y cuidar a aquellos que componen su propio cuerpo. Y él no los separará de la cabeza. Además de eso, Jesús también es la piedra angular de toda la iglesia. ¿Piensa que él va a removerse de ese edificio, y derribar el lugar entero, después que él le ha colocado a usted tan estratégicamente en él? ¡Imposible!


Permítame traer el martillo de la Palabra
de Dios y quebrar completamente todos sus
temores sobre el pararse ante el asiento
de juicio de Cristo, para que de ahora en
adelante pueda anticipar ese tiempo con
gran alegría y acción de gracias.


Quiero darle tres razones bíblicas irrefutables de por qué no tenemos razones para temer, sino que tenemos razones para regocijarnos en la venida del día del juicio:

1. El temor no es compatible con todas las relaciones maravillosas que el Señor ha proclamado en su amor por nosotros. Dios ha definido quién él es para nosotros - y esa definición no es compatible con el miedo.

A través de las Escrituras, él describe todas las facetas de su relación con nosotros: Él es nuestro padre, nuestro hermano, nuestro amigo, nuestro novio, nuestra cabeza, nuestro esposo, nuestro abogado, nuestro pariente-redentor, nuestro proveedor, nuestro refugio, nuestro pastor - y mucho más.

Él ha establecido todas estas relaciones gloriosas con nosotros a través de la cruz. Y ahora está instándonos a saber: "Esto es lo que yo soy para ti." ¿Piensas que repentinamente él va a borrar todas estas relaciones con su pueblo en el día de su juicio? ¡Nunca!

¿Cómo puede un padre rechazar su descendencia en la hora de responsabilidad del hijo? No, aún mientras el libro de la vida está siendo abierto, él todavía será su padre, su abogado, su intercesor. ¡Nada puede llevarse esa relación de usted!

2. El temor no puede estar presente el día de su restitución y coronación. "No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados… cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones." (Salmo 103:10, 12).

Nuestras mentes no pueden empezar a sondar cuán lejos está el este del oeste. Y ese es el punto de Dios en este versículo: Él ha quitado nuestros pecados más allá de nuestra capacidad para volverlos a llamar.

Puede preguntarse por qué llamo el día del juicio de Dios nuestro día de coronación. Es porque Isaías dice de ese día: "… como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo." (Isaías 62:5).

Cuando usted esté de pie ante su Señor entonces, reconocerá sus ojos de amor para con usted. Entonces, delante de la multitud entera de transgresores, él extenderá la mano para abrazarle, a su novia. Así que, le pregunto - ¿cómo puede temer que cuándo su Señor le esté mirando fijamente con amor y regocijo? ¡Todavía será usted la manzana de sus ojos!

3. El Señor mismo no hará menos de lo que él requiere de nosotros aquí en la tierra. Dios no requiere nada de nosotros en sus mandamientos que lo que él no está dispuesto a hacer. Y uno de esos requisitos es esconder, cubrir y perdonar los pecados de nuestros hermanos y hermanas. "Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano." (Mateo 18:15).

Creo que si allí va a haber un juicio separado para los cristianos, como algunos enseñan, ésta es el área de la vida dónde tendrá lugar. Dios se ofende cuando exponemos las debilidades y las enfermedades de los otros santos, especialmente ante los ojos de los malos. Y creo que este juicio debe ser privado, uno por uno, un encuentro íntimo. Jesús va a decirnos muy amorosamente:

"No puedo permitirte traer este equipaje contigo. Quiero mostrarte lo que perdiste en la tierra, y cómo algunas de tus obras se hicieron en la carne sin mi Espíritu. Sí, tu eres mi novia preciosa, y no hay nada más sino gloria delante de ti. Estás bajo la cubierta de mi sangre, sin una sola mancha o arruga. Pero todas tus obras hechas en la carne deben quemarse."

Su palabra ya nos dice: "La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa." (Proverbios 19:11). "Gloria de Dios es encubrir un asunto… " (Proverbios 25:2).

Ahora, en un momento privado en ese día, Jesús va a mostrarnos cómo cubrió y perdonó nuestros pecados, cuando menos lo merecíamos. Va a revelarnos cómo su misericordia y gracia sola nos permitió pasar de muerte a vida. "Todas las transgresiones que cometió, no le serán recordadas… " (Ezequiel 18:22)

Nuestros pecados están cubiertos para siempre por su sangre, nunca serán mencionados de nuevo. Y así deberían ser nuestras actitudes hacia nuestros hermanos y hermanas que nos han ofendido.


Le traigo este mensaje para que ancle su
alma y se prepare para cualquier
calamidad inadvertida en los días
oscuros que vienen.


Martin Lutero, en la plenitud de todos sus juicios, testificó: "Señor, ahora que me has perdonado todo, has conmigo como quieras". Lutero estaba convencido que un Dios que podría limpiar todos sus pecados y salvar su alma podía ciertamente cuidar su cuerpo físico y sus necesidades materiales. En esencia, Lutero estaba diciendo:

"¿Por qué debería temer lo que el hombre puede hacerme? Sirvo a un Dios que puede limpiarme de mi iniquidad y traer paz a mi alma. No importa si todo alrededor de mí se derrumba. Si mi Dios puede salvar y guardar mi alma por la eternidad, ¿por qué no podría cuidar mi cuerpo físico mientras estoy en esta tierra? Oh, Señor, ahora que soy perdonado y puedo estar de pie ante ti en el día del juicio con gran alegría - haz conmigo como gustes!"

Hermano, hermana - regocíjese. Esta vida presente no es la realidad. Nuestra realidad es la vida eterna en la presencia de nuestro bendito Señor. Así que, guarde la fe. Las cosas están enrollándose aquí abajo. ¡Pero nosotros estamos subiendo!

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